
La plaza Mayor de Salamanca es un espacio urbano construido como plaza mayor que con el tiempo se ha convertido en el centro de la vida social de la ciudad española de Salamanca. Fue construida en el periodo que va desde el año 1729 al 1756, en estilo barroco. El diseño es del arquitecto Alberto Churriguera (pabellones Real y de San Martín) y posteriormente continuada por otros con pocas modificaciones respecto al proyecto inicial.1 A comienzos del siglo XIX sufrió diversas remodelaciones urbanísticas, hasta que poco a poco a mediados del siglo XX fue desprovista de sus jardines, quiosco de música central y urinarios públicos para quedar diáfana. A la plaza, que cuenta con la consideración de Bien de Interés Cultural, Miguel de Unamuno la definió de la siguiente forma: «Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico»

Para la fachada se empleó la piedra arenisca proveniente de las canteras de Villamayor (denominada también piedra franca), que gracias a las manchas ferruginosas torna su color en un rojizo característico (que oscila entre el blanco-amarillento y el pardo-rojizo). También es el material empleado fundamentalmente en la mayor parte del Patrimonio Histórico Arquitectónico de Salamanca y sus alrededores. En las cuatro primeras hiladas de los machones de los soportales se empleó piedra franca, procedente de las canteras de la Pinilla (junto a Carbajosa de la Sagrada). Estos machones se recalzan posteriormente en las labores de restauración de los años 1927-1928 con piedra de granito, más resistente a la erosión humana e impermeable ante la absorción de agua del terreno.

Los planos iniciales de Alberto Churriguera no se conservan en la actualidad, y a pesar de suponer su existencia se desconoce su paradero. Pero si se dispone de un diseño en planta firmado por su sobrino Manuel de Larra Churriguera, y datado en el año 1741. En este plano se describe la situación de la plaza durante su construcción, y deja clara la intención inicial de Plaza que tenía Alberto. Las distancias en este plano se indican en pies castellanos, y reflejan una plaza ligeramente más grande de tamaño que la actual. La causa de la reducción, serán los litigios que aparecerían durante la construcción en los años venideros. Alberto Churriguera antes de construir el Pabellón Real redacta once condiciones mediante las cuales deben construirse los dos primeros lienzos de la Plaza. Estas condiciones afectan al cimentado, sótanos, bodegas, paredes maestras y fachadas. Estas condiciones fueron aprobadas por el Consejo de Castilla y ejecutadas en la construcción de toda la Plaza: es decir de los cuatro lienzos. La nómina de Churriguera, por su trabajo de diseño y vigilancia, alcanza unos trescientos ducados anuales.