Santa María de Wamba se encuentra precisamente en el pueblo vallisoletano así llamado (se pronuncia “bamba”). Parece ser que fue fundada sobre otra anterior, visigoda, alrededor del año 928. Sin embargo, su crecimiento más importante se produce como consecuencia de la donación tanto de la iglesia como del monasterio que existía anejo a ella, a la Orden de San Juan de Jerusalén, también conocida, como de los Caballeros Hospitalarios. Dicha Orden se integró posteriormente en la de Malta, existiendo numerosas cruces de esta Orden en el edificio y en el mobiliario.
Es de características heterogéneas por la evolución del propio edificio a lo largo de los siglos.
Se trata de una iglesia de tres naves, la central más ancha y más alta, con tres tramos, crucero y tres ábsides cuadrados, inscrita en un rectángulo. Adosadas al lado del Evangelio hay dos salas, de las cuales la situada a los pies corresponde al baptisterio. Adosadas al lado de la Epístola están la sacristía y el atrio.
En su construcción se observan varios tipos de fábrica: la parte tardorrománica está compuesta de hiladas de sillares, mientras que la parte prerrománica está construida con ladrillos y mampostería de piedra.
De la iglesia mozárabe sólo se conserva la cabecera triple, el primer tramo de las naves y el muro norte completo, mientras que el resto fue sustituido y ampliado a finales del siglo XII, en que Santa María de Wamba pasó a depender de los Caballeros Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén.
La foto presenta el altar mayor con el arco de herradura propio de la construcción mozárabe del edificio.